Kafka, un término o un comienzo | Anma Troncoso

Kafka, un término o un comienzo | Anma Troncoso

Un país que vive esperando viernes y feriados


Cierta vez el ex presidente Mujica expresó que los uruguayos le sacan el cuerpo al trabajo, o algo parecido, palabras suyas que cayeron muy mal a la mayoría.

Pero, la idiosincrasia nacional o nuestra definición genético-cultural, si es que existe este término, nos demuestra día a día que la gran mayoría de los uruguayos vive de viernes en viernes.

Un país que se la pasa esperando el viernes, dijo un amigo mío, y le agregaría los feriados.

Cuántos feriados tiene el almanaque del próximo año se convierte en una cuestión hasta de dimensiones existenciales lo que verifica que se trata de una ansiedad  desmedida por el tiempo libre, el ocio o la joda. Cada uno lo interpreta como quiera.

Como hago uso de las prerrogativas que me da el marco de libertad en el que me muevo hago estos comentarios.

Pachanga y diversión, para todas las edades, más allá de toda nostalgia y sin separaciones generacionales.

Capaz que el filósofo popular arriba mencionado, el cual no es santo de mi devoción, acertó con su observación.

Después hablamos de lo que hablamos, somos como un mal recorte de lo peor que llegó a estas playas hace poco más de un siglo y medio.

Y, el trabajo, eh?

Zorro sí, poeta no....


José Mujica recibirá  el “Laurel de Plata” en el Festival Poesía en el Laurel.
Según el alcalde de la localidad española, Mujica representa "la expresión más genuina de lo mejor del ser humano y de la política hecha poesía".
El ex presidente José Mujica recibirá hoy 21 de agosto en la localidad andaluza de La Zubia el galardón "Laurel de Plata" durante un ciclo de poesía internacional, por representar "la expresión más genuina de lo mejor del ser humano y de la política hecha poesía", según dijo el alcalde Antonio Molina.
Según informó el Ayuntamiento de Zubía, Mujica recibirá el VII Premio de Poesía en El Laurel. "Cada día intento parecerme a él, y es para mí un orgullo que venga a La Zubia, dijo Molina.

Opinión


El problema de la educación es también asunto de mala gestión




Cuando se pide un 6% del Producto Bruto Interno para ser destinado a la educación se saltan por encima, los que esto exigen, un asunto de cardinal importancia en el marco de la crisis que atraviesa a la educación pública desde hace décadas, que es el problema de la gestión. Gestión tanto a nivel de centros como en lo que tiene que ver con la ejecución de las políticas pertinentes.

¿Qué entendemos por gestión? que no es sólo la dirección, sino el armonizar prácticas de buena administración, tanto de los recursos materiales y económicos como también de los humanos, además del manejo de criterios referidos a las estrategias para componer en los colectivos las líneas principales de acción al seno de las comunidades educativas (docentes, alumnos, padres y opinión pública), el conocimiento de los aspectos reglamentarios y su puesta en acción y la construcción de una ética que sea espejo donde mirarse en la búsqueda del ciudadano que se aspira formar.

Una gestión de escuelas y liceos que se abra al mundo sin perder referencias e identidades propias de cada contexto y lo que es más importante, saber ser y hacer frente a todos los emergentes y situaciones que cotidianamente se producen en los centros de aprendizaje.

Los resultados hablan además de un decaecimiento del nivel de la educación que se refleja en malos aprendizajes, deserción y abandono, marginación de un porcentaje de estudiantes que emigran del medio educativo y son absorbidos en otros ambientes donde no tienen seguridad ni futuro dada, muchas veces, su vulnerabilidad social congénita.

Para dirigir y enseñar hace falta vocación y corazón lo que no necesariamente está ligado siempre a las variables económicas ni a los recursos de esta especie. Porque ¿qué soluciono con mucho dinero y  gestiones inficaces?.

Más dinero y mejor gestión, y mejores prácticas educativas, en una ecuación que sigue sin representar una igualdad, ecuación que varias generaciones de uruguayos continúa esperando que se resuelva más allá de lo  presupuestal.

Vamos a tomar un café en Caracas


por Carlos Fariello

La situación económica del país caribeño es bien conocida. El gobierno del presidente Maduro ha entrado en una espiral de desaciertos en lo político y también en lo relacionado con la economía.

Venezuela pasó, en pocos años, del festejo embriagante por las reformas de Chávez a un estado de desconcierto y miseria, desabastecimiento, ruptura de las reglas del juego democrático de las instituciones, cuando no el atropello liso y llano de éstas.

En este marco de acuciante deterioro de la vida del país en casi todas las esferas de actividades, el otrora productor y exportador de petróleo más importante de América Latina se ve hoy de rodillas ante una situación que tiene componentes locales e internacionales.

Con un 40.000% de inflación es muy difícil sobrevivir, como lo es también buscando enemigos y conspiradores hasta en la borra del café.

A eso iba, tomarse un café, por ejemplo en una bar de Caracas supone una erogación del orden de un millón de bolívares. Si, leyó bien. Esto significa pagarle al mozo con un montón grande de billetes.

Piénsese en otras cosas menos “suntuarias” que un café para la empobrecida población, por ejemplo los alimentos básicos y otros artículos esenciales para alcanzar un nivel de sobrevivencia.

Con un dólar americano que cotiza respecto del bolívar con una cantidad de cifras, todas significativas vaya si lo serán, la vida de los venezolanos se convierte en una pesadilla sin fin.

Con 248.550 bolívares compramos un dólar en el mercado legal, en otros tendrá quizás un valor menor.

Por eso, la invitación del café la dejamos para otro momento cuando soplen otros vientos en la tierra del Libertador Bolívar cuyo nombre, vaya paradoja para el régimen que gobierna la República Bolivariana, se escribe con minúscula en la jerga del mercado de divisas.

Imagen: reproducción del billete nuevo de 50 bolívares con la efigie del Mariscal Antonio José de Sucre.

Atlanta


"Se trata de un plan dirigido a descalificar y desprestigiar a determinados dirigentes de la izquierda y de los gobiernos de izquierda de América, con operaciones bien montadas relacionadas con la prensa, la justicia, con las redes sociales".

 (declaraciones del ex Vicepresidente de Uruguay, Raúl Sendic al canal venezolano Telesur sobre el “Plan Atlanta”)

El propio Sendic, de triste protagonismo al frente de la empresa estatal de petróleo ANCAP, y que renunciara a su cargo el pasado año, dijo que a él lo ha alcanzado también esta injuriosa campaña que no busca otra cosa que desestabilizar a los gobiernos progresistas de América Latina.

La corrupción atravesó las experiencias populistas


La Argentina de los Kirchner fue campo fértil para el desarrollo de un modelo político basado en principios del populismo pero al mismo tiempo creó las bases para el ejercicio de prácticas ligadas a la corrupción.
Ahora se le van viendo las patas a la sota a través de las distintas investigaciones de las cuales dan cuenta los medios de comunicación, los posteriores procesos y enjuiciamientos, en una cadena cíclica que se reitera ante nuevos atisbos de nuevas denuncias.
Brasil en la escala siempre de lo “mais grande do mundo” está también atravesado por múltiples casos de manejos ilícitos, tráfico de influencias, enriquecimiento personal, etc..
Uruguay no se aleja demasiado de este tipo de fenómenos.
Los casos Pluna, Ancap, Sendic, y otros más de un largo rosario coronado recientemente por el que afecta gravemente al ente encargado de dirigir el fútbol uruguayo.
En una época esperanzadora los progresismos y los populismos también sintieron el golpe de lo humano, de lo relacionado con la violación de los límites éticos tan caros a cualquier administración pública que aspire al bien común y a la representación de todos.